Un rey de verano by Juan Arcones

autor:Juan Arcones [Arcones, Juan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Young Adult Fiction
editor: MONTENA
publicado: 2024-04-03T22:00:00+00:00

14

Mi cumple pasado por agua

La suerte que tuve es que mi cumpleaños caía en sábado. Tras nuestra tarde en Santino, y después de haberme quedado un par de días con Robin, no había visto casi a Luca salvo de lejos, hablando con Filippo, o entrenando en el campo de tiro con arco. La profesora, cada vez que me veía, siempre insistía en que volviera, y que me daría unas clases para enseñarme por fin. Pero cada día que pasaba tenía más y más trabajo que hacer en palacio, sobre todo desde que le habían encargado a mi abuelo talar varios árboles de la zona sur de los jardines. Daba pena porque llevaban años allí, pero estaban enfermos y eran peligrosos porque podían caerse en cualquier momento. Así que él dirigía la labor de talarlos y luego yo y varios ayudantes más nos encargábamos de reducirlos a astillas para quitarlos de en medio. Según tenía entendido, el serrín resultante se guardaba en palacio, pero no tenía muy claro para qué.

Robin y yo nos habíamos hecho casi inseparables. Cada vez que me veía, venía directo hacia mí, a jugar, a lamerme la cara, a buscar cariño. Solo había tenido que estar un par de días en casa conmigo para que fuera tan cariñoso. Y yo, por dentro, no podía estar más feliz, porque eso suponía sentirme cada vez más cerca de Luca, cada vez más conectado con él.

Aunque las palabras de Bastian seguían apareciendo en mi mente de cuando en cuando.

De todos modos, el viernes antes de mi cumple, cuando pillé a Luca yendo de camino a la piscina, me acerqué a él para invitarle. Sabía que me iba a decir que no, pero lo intentaría de todos modos. Yo iba con mi mono de trabajo, todo repleto de manchas de tierra, de hierba y de restos de las ramas secas de los árboles que habíamos tenido que talar. Luca vestía un bañador de pantalón corto, color azul claro, y una camisa abierta a rayas azules. Estaba guapísimo, como siempre.

—¿Sí? —me preguntó mientras cogía una toalla de un enorme cesto de mimbre justo antes de llegar a la ducha plateada que había al borde de la piscina. Lo daría todo por pasarme ahí el día, tomando el sol con baños ocasionales.

—Hola, principesco —bromeé. Verle así, casi sin ropa, me ponía nervioso… y me recordaba al sueño que tuve días antes—. ¿Va bien la mañana?

—¿Querías algo, Gaspar? Solo tengo unos minutos para bañarme y tendré que volver al trabajo —se lamentó, tratando de meterme prisa.

—Ah, sí, sí, sí. No sé si te acordarás de que esta semana es mi cumpleaños. Bueno, mañana para ser más exactos. No recuerdo si te lo dije o no, pero, si no te lo dije, te lo digo ahora. —Luca no dejaba de mirarme, sin entender mucho lo que estaba pasando y visiblemente impaciente por irse a bañar de una vez—. El caso es que, a ver, es una tontería, lo sé, pero, bueno, por si querías pasarte, mañana lo celebro en casa de mis abuelos.

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